lunes, 2 de marzo de 2009

Guitarreando por un sueño


A los siete años (o antes) yo ya me hacía cargo (y disfrutaba, sí) de mis aptitudes histriónicas. Y necesitaba largar al mundo todo ese caudal artístico que se me salía a borbotones por los poros, a cantitos desafinados por la garganta, a poesía burda por los dedos de las manos.

A poca escala era una suerte de juglar. En los patios de las casas de mis abuelas, recitaba mis escritos a viva voz para que los vecinos todos se enteren de que ahí estaba yo con una necesidad imperiosa de sobresalir que ya no podía soportar adentro del cuerpo.

En los recreos del colegio le dedicaba diez minutos de guitarra a las tardes de pancho y gaseosa de los grupos de alumnos, ahí, sola, sentada con mi instrumento bajo el mástil principal (como una Alanniss Morissette en miniatura). Y entonaba canciones de Sergio Dennis, de Menudo, de Teresa Parodi (Teresa Parodi...así sí seguro iba a llegar a Viña del Mar...) y las maestras y directoras se emocionaban con mi canto (o ahora que lo pienso bien, tal vez era lástima lo que reflejaban sus caras...).

Mi madre hizo algo y me mandó a tomar clases de guitarra y no durmió más, ni ella ni nadie en dos cuadras a la redonda. MI guitarra, mi amiga; una dupla existosa (para mí) e inseparable. Se había vuelto como un ombligo mi guitarra, no podía sacármela de ensima y era como un centro, era como el eje que me ponía en órbita para ser lo que en esas épocas quería ser: popular.

Y empezaron los reconocimientos. Y una vez me subí al escenario. Fue la primera vez. Era una fiesta del día del niño en un club y yo (como siempre) tenía que cantar un tema de Teresa Parodi. Se quedaron los grandes,,,los niños huyeron despavoridos a otras kermeses un poquito más modernas o con música de Festilindo, los muy soretes no se quedaron escuchándome mientras yo como una tarada me desgargantaba frente a un micrófono menos fiel que Matías Alé.

De todos modos mi momento de gloria me llegó a los 10 años cuando tuve mi primera audición radial (sí si). La radio del pueblo me había otorgado un espacio en un programa de los viernes (a las 11.30 de la noche, horario puto si es que hay para una radio).

Pero mi repertorio, el mismo que me elegía y enseñaba mi ochentosa profesora de guitarra no era muy actual ni popular, por lo que mi público reunía las mismas condiciones: no eran ni actuales ni populares...además vestían con olor a naftalina y tomaban vino en pingüino.


domingo, 1 de marzo de 2009

A prima faccie

MUJER. Semi profesional, intentando ser madre antes que amiga, mala esposa, nuera odiosa, hija desagradecida y agradecida, amiga escueta, nieta sin memoria, en crisis económica, con trastorno de pánico, agorafobia y fobia social. MUJER inteligente de las que ya pocas quedan, con semi marido, despojada de todo tipo de relación (sexuales outside), MUJER con amante virtual que promete, mujer que sueña, por sobre todas las cosas.